martes, 21 de diciembre de 2010

La primera carta que le escribí a Ana implorando su amor

Dejame acompañar esa Soledad errante, por favor, aunque sea por un rato, por un rato que es deseo y es instinto y sueño. hermosura, esto es todo lo que te pido, todo lo que pido, que me prestes tu corazón unas horas, que yo después te lo devuelvo, prometo. Entreabrime la puerta y yo de ahí me arreglo. Porque vos no entendes lo que representas; te miro y veo la esencia misma de la mujer, veo la sensualidad, la hermosura terrible que enciende los instintos. Esta noche sos afrodita misma. Y esto es algo que no pasa con los años, esta es una sed que solo se puede calmar con tu piel

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