lunes, 13 de diciembre de 2010

Amor profundo

Esta noche el agua está calma y quiso reflejar la Luna. Solo mi canoa la perturba cortándole un surco, pero ella me perdona y lo cierra al poco de pasar, volviendo a mostrarme íntima su piel de plata. Hundo mi mano y siento su caricia entre las ondas que escapan en circulo, estamos solos ella y yo, y la Luna que nos espía. Entonces me paro y me desnudo, me desnudo de a poco, para ella, solo para ella, hasta que mis ropas se apilan todas en un tablón y la luz de la noche me encuentra tal cual soy.
Me siento en el borde de la canoa y el agua se corre debajo impaciente, deseosa, hundiendo un poco mi bote para tenerne mas cerca. Entonces meto un pie, y después el otro, y por fin me lanzo, me sumerjo entero en ella y siento su abrazo en todo mi cuerpo, su caricia adorada en todas mis partes, incluso esas mas intimas. Y yo la abrazo también, y me hundo más y más en ella, y así nos quedamos un rato, amándonos profundamente,
hasta que finalmente salgo a la superficie con el último hilo de aire. Felizmente me quedaría a dormir la eternidad con vos, pero todavía no es tiempo, todavía no mi corazón, aún hay muchas cosas por hacer.
La Luna me susurra que ya es hora de volver, así que trepo a la canoa que mi amada hunde nuevamente, no sé si por ayudarme o solo por tenerne cerca un segundo mas, y entonces me visto como puedo y tomo el remo con las manos. A lo lejos me esperan mis hijos y en una cama sudorosa una esposa que huele a vino barato. Pero nada de eso existe ahora, no mientras estemos solos vos y yo mi vida.
Hasta manana mi amor, prometo volver con la próxima Luna para amarte una vez mas, para que volvamos a ser uno, aunque sea por unos instantes que son eternos.

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