martes, 28 de diciembre de 2010

Un estilo

Salió de esa ceremonia de graduación dudando. Pensó en si quería tratar de salir con ella o no. En otro tiempo hubiera salido borracho de eso que se parece al amor, esa sensacion que acelera y dispara fantasías de mil colores, cuando la mujer es droga y uno la necesita en dosis de pensamiento, constantemente. Pero rara vez lograba conseguir esos labios codiciados, con lo que esas borracheras terminaban en dolorosas abstinencias y resacas de sueños arrasados. Pero no ahora, ahora era diferente. Ahora que usaba las máscaras, los escudos, se sentía protegido de estos flechazos certeros. De la mayoría de ellos al menos.
Pensaba sin embargo conservar la osadía, la creatividad aventurera que lo caracterizaba. Por eso, de decidirse a hacer algo, haría algo orginal. Una de esas cosas que enternecían a la mujeres cuando alguien se las contaba (se las contaba). Y tomó la decisión sabiendo lo que implicaba, un fracaso casi seguro, porque estas cosas eran arriesgadas y súmamente inefectivas tanto como potencialmente gloriosas, un todo o nada.
De modo que se resignó, como un quijote consciente, a embestir nuevamente con esas técnicas tan poco ortodoxas. Tal vez fueran excesivamente enérgicas para un primer acercamiento, como tocar la puerta con un ariete, pero así le salían, así que se calzó la lanza una vez más, bajó la vicera del casco y salió al ruedo rezando suertes.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Primavera en papel

La profesora hablaba pero ya hacía rato que no la escuchaba. Se había ido pensando en su compañera, últimamente le pasaba cada vez mas seguido. Entonces quiso alegrarle la mañana, así que agarró una hoja, escribió "flores" y se lo deslizó. Ella lo leyó y sonrió mientras fingía prestar atención.

martes, 21 de diciembre de 2010

La primera carta que le escribí a Ana implorando su amor

Dejame acompañar esa Soledad errante, por favor, aunque sea por un rato, por un rato que es deseo y es instinto y sueño. hermosura, esto es todo lo que te pido, todo lo que pido, que me prestes tu corazón unas horas, que yo después te lo devuelvo, prometo. Entreabrime la puerta y yo de ahí me arreglo. Porque vos no entendes lo que representas; te miro y veo la esencia misma de la mujer, veo la sensualidad, la hermosura terrible que enciende los instintos. Esta noche sos afrodita misma. Y esto es algo que no pasa con los años, esta es una sed que solo se puede calmar con tu piel

sábado, 18 de diciembre de 2010

Otro mago

Hoy conocí a otro mago, pero sus magias eran diferentes a las mías, eran magias alegres y musicales. El hombre tenía chorros de colores y besos encerrados en tres minutos, como cartuchos felices que al martillarse con guitarras liberaban escenas y nubes que transportan, visiones de amor y de abrazos.
Otro cartucho se abre y empieza otra magia. Cierro los ojos y me dejo llevar a media luz, con una bombita verde que corta un pedazo de oscuridad justo a través de mi cara.
La magia fluye de las bocas, de las maderas, de los metales, y me hundo, o me elevo, no se bien.
Es una magia potente pero volátil. Golpea en el centro del corazón y a veces incluso lo penetra con sonidos del alma, pero al poco de brotar de las varitas se evapora, se disulve en el aire. De modo que los magos que se dedican a este arte deben cantar sus hechizos constantemente, en un torrente continuo y conmovedor que todo lo envuelve. Y la gente los mira, y los ojos ardientes de las mujeres los besan y los abrazan y les ruegan amor.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Calentura

Hoy es uno de esos días en que soy de madera y de paja, un día en que cualquier chispazo al pasar me enciende y me arde, me consume, me ahoga insoportablemente. Hoy es un día en que entiendo otra vez de qué está hecho el deseo.
A veces llego a arder dos o tres veces por viaje, tan vulnerable soy. Y si otras veces hablé de máscaras y de ignorarlas, y de incontables estrategias, nada de eso tiene sentido hoy. En estos días no hay máscara que resista. Estas arden como si fueran de papel, volviéndose primero naranjas y amarillas y finalmente negras, cuando las últimas llamas las abandonan. No hay nada que hacerle, en estos días el animal anda suelto, del todo salvaje, en estos días soy obvio, en estos días soy macho en celo. Y es que miren esa morocha de tacos que esta ahí parada; como no enloquecer por esas tetas que hinchan la musculosa blanca, como no morir de ganas de hundir la cara y morder y chupar ese culo parado con tanguita y todo, esa tanguita que se deja ver apenas a la altura de la cintura.
Y el fuego consume. Y las llamas desesperan. Y ardo dos o tres veces mas de camino a casa, hasta que llego y me encierro en el baño.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Cosas que pasan en una oficina sin que nadie se de cuenta

Y la veo pasar y nos miramos y sonríe y sonrio y sigue de largo y me encanta pero no pasa de ahí porque siempre lo mismo, lo mismo que con la que tengo al lado que también me encanta pero me dijo que no y quedo en la nada y me desespero un poco y aprieto los musculos y se me cierra la garganta y quiero rasgar las paredes pero huelo su perfume y siento como la angustia trepa y sube despacio por el cuello pero por adentro y ahhhh quiero gritar y pasa la jefa escotada de otra area, la de tetas hermosas y me siento animal y quiero hundir la cara en esos pechos y volver a las cavernas y desenmascarar esa apariencia de seriedad que es casi un chiste y que deja ver que gime todas las noches como una hembra en celo que es y que por eso anda provocando exhibiendo esa deliciosura que tiene por pechos y otra vez la rubia la del principio que es nueva pero que de a poco me esta enamorando y un poco me hago que la ignoro pero en realidad me muero por comerla a besos y por cantarle al oído y por desearla  mientras escucho canciones lentas porque me di cuenta de que eso era lo que le faltaba últimamente a las canciones que escuchaba, una mujer que las rellenara, en el pecho de la cual poder dormir por tres minutos... 


Y si me mirás a la cara no notás nada, solo uno más sentado en la computadora..

lunes, 13 de diciembre de 2010

Amor profundo

Esta noche el agua está calma y quiso reflejar la Luna. Solo mi canoa la perturba cortándole un surco, pero ella me perdona y lo cierra al poco de pasar, volviendo a mostrarme íntima su piel de plata. Hundo mi mano y siento su caricia entre las ondas que escapan en circulo, estamos solos ella y yo, y la Luna que nos espía. Entonces me paro y me desnudo, me desnudo de a poco, para ella, solo para ella, hasta que mis ropas se apilan todas en un tablón y la luz de la noche me encuentra tal cual soy.
Me siento en el borde de la canoa y el agua se corre debajo impaciente, deseosa, hundiendo un poco mi bote para tenerne mas cerca. Entonces meto un pie, y después el otro, y por fin me lanzo, me sumerjo entero en ella y siento su abrazo en todo mi cuerpo, su caricia adorada en todas mis partes, incluso esas mas intimas. Y yo la abrazo también, y me hundo más y más en ella, y así nos quedamos un rato, amándonos profundamente,
hasta que finalmente salgo a la superficie con el último hilo de aire. Felizmente me quedaría a dormir la eternidad con vos, pero todavía no es tiempo, todavía no mi corazón, aún hay muchas cosas por hacer.
La Luna me susurra que ya es hora de volver, así que trepo a la canoa que mi amada hunde nuevamente, no sé si por ayudarme o solo por tenerne cerca un segundo mas, y entonces me visto como puedo y tomo el remo con las manos. A lo lejos me esperan mis hijos y en una cama sudorosa una esposa que huele a vino barato. Pero nada de eso existe ahora, no mientras estemos solos vos y yo mi vida.
Hasta manana mi amor, prometo volver con la próxima Luna para amarte una vez mas, para que volvamos a ser uno, aunque sea por unos instantes que son eternos.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Ayer en el trabajo (ELLA)

Se levanto cinco minutos antes para irse. Hoy había traído tacos, así que estaba más alta todavía. Hermosa. Se soltó el pelo largo, se puso la camperita de jean apretada -andaba toda enfundada- y se fue del otro lado del escritorio para cerrar unos detalles con la jefa. Que linda era todavía, aunque ya casi no nos habláramos.
Ya no la deseaba, brasas mojadas. Esa herida había cerrado, pero lo que me quedaban eran unos milímetros de nostalgia, una pequeña cicatriz. La pucha que hubiéramos hecho buena pareja. La veía como un puerto, una mujer puerto, y yo  velero tormentoso sacudido por el viento. Y es que era divertida mi aventura solitaria,  libertad, conocer nuevas bocas, no me quejaba, pero a veces al verla me daban ganas de entrar en su templo, mujer iglesia, y derrumbarme al resguardo de la lluvia, al calor de las velas.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Mi amiga que escribe

Derrotado no era la palabra, pero después de leer las piezas de su amiga tuvo una sensación particular, reconoció que eran superiores a las suyas. Tenían un estilo tan especial, de una brutalidad elegante, de a ratos sensual, que podía hacer saltar una decapitación o un tío pervertido de atrás de cualquier rincón.
Además sus magias eran más duraderas. A él le costaba mucho sostener sus creaciones a través de las páginas. Había aprendido a hacer brotar de sus dedos flores y tigres, pero a poco de nacer, éstos se derretían inevitablemente en el aire entre chispazos de oro. Rara vez vivían mas de uno o dos párrafos. Ella en cambio había demostrado ser una mejor arquitecta, elevando de la nada, por ejemplo, un pueblito acalorado al este de santa fe. tachado al medio por una ruta. este se iba olvidando a medida que uno se alejaba del centro, cuando sus calles se confundían con el desierto y las paredes de las casas se hacían de barro despintado, fundiéndose en la distancia con la tierra original.
Yo podía edificarlo también, pero era mas como un espejismo, una ilusión fugaz. El de ella en cambio se poblaba de gentes y de dos mujeres que se amaban en secreto, a espaldas de hijos y maridos. En el mío solo fantasmas.
Pero así y todo, que contento estaba de que ella hubiera empezado a escribir, que contento.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Las mujeres en mi vida hoy

Un señor cara de Papa, eso es lo que son las mujeres actualmente en mi vida.
Como un juguete al que se le cambian las tetas o los labios por unos mas grandes o mas chicos, ojos a veces azules o verdes, sacando y poniendo según se me antoje, y las piernas también, mas gordas, mas morenas, mas largas.
Cambian las caras, pero en el fondo es siempre el mismo muneco marrón, es siempre un juguete hueco del cual uno se aburre después de un rato. Un juguete, no más que eso.
Llegué a una situación donde amor y sexo se separaron de forma casi perfecta. Como un bisturí que saca los pedazos de grasa de la la carne. O mas bien como un carnicero que corta la grasa a cuchillo medio gastado y la arranca tironeando con la mano, dejando de vez en cuando algunos pedacitos pegados al hueso. El mío es un sexo magro, triste al final del día. Un sexo que no llena, que no sacia.
Aunque podría ser al revés también. La grasa del sexo es lo unico que como. Y aunque se ve tentadora al principio va contaminando con cada bocado, asqueando profundamente al finalde cada comida. Grasa que es sexo que no alimenta por haberse separado de la carne que es el amor.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Qué busco en el fondo..

Recién acá en Chicago, esta ciudad de cristal azul y espejos y aire y muchos soles reflejados, empecé a entender qué me pasa. Desde hace tiempo que camino con la impaciencia bajo los pies, una impaciencia que me es misteriosa y que no puedo todavía a entender del todo. Camino como queriendo llegar a algun lugar que desconozco,  como formando parte de una trama secreta que aún no me fuera revelada de forma completa. Primero pensé que lo que me apretaba silenciosamente el alma eran unas inconscientes ansias de escapar, un primitivo deseo de irse afuera, de llegar a algun lugar donde sentirse libre. 
Entonces viajé, y viajé mucho, pero en cada destino me sentia todavía en tránsito, volviéndome arquitecto al poco de llegar de planes para volver a llegar , atraido por algún próximo destino distante, ese lugar donde sí, por fin, estaria satisfecho, completo. 
Por un tiempo pensé que ese lugar estaría acá en Estados Unidos, pero ni en Nueva York ni en Chicago pude saciar la impaciencia oscura que aun empantana mis pasos, esa que desde hace desde hace rato me sigue a través de los continentes. Por lo menos en esta tarde, sentado en un banquito a orillas del rio Hudson lo veo todo un poco mas claro. Empecé a entender que lo que estuve buscando no era una ciudad, ni una playa, no, no busco un lugar ... te busco a vos, te busqué todo este tiempo. 
Por vos me arrastré en las selvas del Vietnam, a vos te esperé en la Bahía de Halong y entre las verdes aguas del sur de la China. Y te enconte; en todo este tiempo te encontré mil veces con mil caras distintas. Te vi morena, blanca y bronceada, te vi vikinga y te vi oriental, con ojos de mil colores y labios de frutilla y de hilo. Te escuche reír en lenguas lejanas, te vi sola y te vi acompañada, sonriente y triste, pero aunque a veces me estiré y llegue a rozarte, como en aquella playa de Siam en que eras rubia y austríaca, de piel de bronce y ojos de azul intenso, nunca pude cerrar mi mano en la tuya, nunca pude tenerte tan cerca que no supiéramos bien de que cuerpo era quién.
Toda vida es miserable en al menos algún aspecto. La mía es muy buena en general, parte gracias a la suerte y parte por merito propio, por lo que no puedo quejarme. Pero felicidad y todo, aún te sufro, te sufro intensamente en tu ausencia y tu deseo, cuando camino la tarde, cuando te veo pasar por la calle o incluso hasta cuando me acuesto acompañado. Porque no cualquier mujer es la que busco, te busco hermosa pero de esas hermosuras tan intensas que hacen de la mujer arte, que transmiten la escencia embriagadora de la femineidad de una forma tan fuerte, tan fuerte que paraliza por unos segundos, que estrujan corazón y panza y mente a la vez y que escurre una lágrima de vez en cuando.
Y no es que no haya ejercitado las emociones y los romances y el sexo animal o con amor en todos estos años. Todo lo contrario. Revolví camas y corazones de las formas mas variadas, pero mis presas ( me encantaría usar antónimo pero, por mucho que digan algunas mujeres, el hombre es todavía quien debe  lanzarse al asalto bayoneta en mano, quien debe asediar el fuerte) fueron mas bien presas de segunda clase estéticamente hablando. De todas las mujeres con las que estuve ninguna es de las que todos coincidirían en llamar hermosa. Muchas eran terriblemente hermosas en ciertas situaciones, gimiendo desnudas con las manos apoyadas en mi pecho, o adornadas con una sonrisa de paso, pero nunca eran de esas bellezas que no se pueden ocultar, esas bellezas innegables, y es eso lo que deseo después de todo este tiempo de dejarlas pasar, después de tenerlas a tiro tantas veces y perderlas por torpeza o por cobardía.

viernes, 3 de diciembre de 2010

El paso

Las cosas habían cambiado en el trabajo. Hubiera querido pensar que no, pero era innegable que con el tiempo ELLA se había vuelto mas distante. Desde el día de los muñecos mas precisamente, ése era el hito, el día de cambio de estación, cuando los vientos se hicieron mas fríos. Pero no se arrepentía, para nada. ELLA había empezado a gustarle mucho, y esas son cosas que no se eligen, de modo que no dependía de él en realidad. Porque eso si, de brazos cruzados no se iba a quedar. Si le gustaba iba a enfrentarla y se la iba a jugar, y punto. ¿Qué era eso de quedarse agonizando por los rincones? ¿Cómo iba a pasar los días viendola soltarse el pelo al lado suyo y morirse de ganas de hundir su cara ahí y sentir su perfume secreto. De ninguna manera. En el amor era matar o morir. Porque sí, podían haber bajas, podía perderse para siempre esa complicidad que tenían, esas risas por lo bajo de chistes secretos que solo ellos dos compartían, esas charlas de la nada que de vez en cuando venian preniadas de una mirada a los ojos. Pero bueno, no había más nada que hacer, a veces hay riesgos que hay que asumir.